Comercio internacional
Se define como
comercio internacional o mundial, al intercambio de bienes, productos y
servicios entre dos o más países o regiones económicas.
Las economías que
participan del comercio exterior se denominan economías abiertas. Este proceso
de apertura externa se inició fundamentalmente en la segunda mitad del siglo
XX, y de forma espectacular en la década de 1990, al incorporarse las economías
latinoamericanas, de Europa del Este y el oriente asiático. Cada vez existe
mayor interrelación entre lo que ocurre en los mercados internacionales y lo
que sucede en la economía de un país determinado.
Modelos del comercio internacional
Las diferentes
teorías que explican el proceso de funcionamiento del comercio internacional,
tratan de encontrar cuáles son las causas de este comercio, por qué comercian
los países y estudian los efectos del comercio internacional sobre la
producción y el consumo de los países.
Cuando una empresa
se plantea la posibilidad de iniciar una actividad de exportación debe analizar
previamente los siguientes puntos:
¿Tiene capacidad de
producción actualmente no utilizada o, en su caso, posibilidad de
incrementarla? Si la empresa tiene totalmente ocupada su capacidad productiva y
no dispone de medios financieros para ampliarla no tiene sentido plantearse en
ese momento la exportación ya que no va a ser capaz de atender la nueva
demanda.
Capacidad
logística: no es lo mismo para una empresa atender un mercado regional o
nacional, que ser capaz de gestionar eficazmente el envío de sus productos a un
mercado extranjero situado a miles de kilómetros.
Cuota de mercado en
su mercado nacional(impuestos): si su cuota de mercado es muy reducida lo lógico sería
concentrar todos sus esfuerzos en el ámbito doméstico para tratar de fortalecer
su posición, antes de salir al exterior. Si por el contrario, su cuota de
mercado es muy elevada y muy dificil de incrementar e incluso de mantener, es
aconsejable buscar nuevos mercados que permitan diversificar las ventas.
Producto: ¿es
exportable?, ¿hay demanda para el mismo en otros mercados extranjeros?, ¿cumple
los requisitos técnicos y los estándares exigidos internacionalmente?, ¿su
nivel de calidad es competitivo?.
Potencial
financiero: el inicio de la actividad exportadora suele exigir inversiones a
veces de elevada cuantía (viajes, negociaciones, estudios, asesoramientos,
mejoras técnicas del producto, inversiones en el país de destino, etc.),
mientras que la rentabilidad puede tardar cierto tiempo en alcanzarse. La
empresa debe analizar si cuenta con el potencial financiero suficiente para
afrontar estos gastos.
Recursos humanos
especializados: la actividad exportadora va a requerir personal que domine
idiomas y que conozca los mecanismos de la exportación, por lo que si la
empresa no cuenta en su plantilla con este perfil de empleado tendrá que
contratarlos.
Solidez de la
decisión de exportar: el inicio de la actividad exportadora hemos indicado que
puede exigir importantes inversiones, de rentabilidad incierta y, en todo caso,
normalmente a largo plazo; es posible que que los primeros intentos terminen en
fracaso.
De ahí que sea aconsejable que la decisión de exportar se adopte con
pleno convencimiento de su importancia y potencial, de modo que el equipo
directivo se mantenga firme en su empeño permitiéndole superar las primeras
fases de mayor incertidumbre.
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